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España, 18 de julio

Actualizado: 18 ago 2021

Es la mañana del 17 de julio de 1936. Se respira el calor norteafricano en Melilla. Los oficiales conspiradores se reúnen en la sala de cartografía del Ejército para acabar de planear el golpe que tendría lugar a las 05:00 del día siguiente. El coronel Juan Seguí da los últimos detalles. Los militares vuelven a la sala esa misma tarde con el armamento que van a usar al día siguiente. De repente, un grupo de guardias de asalto rodea el edificio para registrarlo por un chivatazo. Ha llegado el momento. Con la ayuda de la Legión, los militares detienen a los guardias de asalto del teniente Zaro. Esa misma tarde se declaró el estado de guerra en Melilla en el nombre del General Francisco Franco como "General Jefe superior de las fuerzas de Marruecos". El Rubicón se había cruzado, la suerte estaba echada.


En España hacía años se había subvertido el orden natural, se había cambiado el bien por el mal, el rey había huido y ahora reinaba la anarquía. En definitiva, los enemigos declarados de España se hallaban gobernándola. ¿Y por qué digo que eran sus enemigos se preguntará algún inocente leyendo esto? Pues simplemente porque ansiaban verla destruida.


España ardiendo

Así pues, una turba de comunistas, socialistas y anarquistas había asaltado las instituciones, quemado las calles, declarado la guerra a la Iglesia Católica, la cual iban camino de reducir a cenizas en sentido literal; habían sublevado Asturias, independizado Cataluña y eliminado a oponentes políticos, esto último desde los asesinatos a falangistas hasta culminar con la ejecución de José Calvo Sotelo.


Homenaje a falangistas asesinados durante la II República

Por tanto, hoy, recordamos a aquellos que en esos momentos de dificultad dieron un paso adelante para salvar a la Nación. Aquellos que amaban demasiado a España como para verla destruida se organizaron y defendieron, no sólo su Patria, sino los pilares de la civilización frente a un contubernio de agentes volcados en convertir al país en un satélite de la causa bolchevique. Honor a aquellos que se alzaron en armas frente a los traidores que usurpaban la dirección de España y marcharon en una Cruzada de Liberación.


Limpiando España
Cartel del bando nacional



















Y más allá de que en las elecciones de febrero del 36 hubiese fraude electoral, que lo hubo, hay que destacar que el bien hay que defenderlo siempre. Siempre hay que luchar contra los que intenten destruir nuestra civilización.

Pero, como yo no soy diestro en letras, os transmito lo que quiero expresar en palabras de José Antonio Primo de Rivera:


"Aunque triunfaran en España todas las candidaturas socialistas, vosotros, padres españoles, a cuyas hijas van a decir que el pudor es un perjuicio burgués; vosotros, militares españoles, a quienes van a decir que la Patria no existe, que vais a ver vuestros soldados en indisciplina; vosotros, religiosos, católicos españoles, que vais a ver convertidas las iglesias en museos de los sin Dios; vosotros, ¿acataríais el resultado electoral? Pues la Falange tampoco; la Falange no acataría el resultado electoral. Votad sin temor; no os asustéis de esos augurios. Si el resultado de los escrutinios es contrario, peligrosamente contrario a los eternos destinos de España, la Falange relegará con sus fuerzas las actas de escrutinio al último lugar del menosprecio. Si, después del escrutinio, triunfantes o vencidos, quieren otra vez los enemigos de España, los representantes de un sentido material que a España contradice, asaltar el Poder, entonces otra vez la Falange, sin fanfarronadas, pero sin desmayo, estaría en su puesto como hace dos años, como hace un año, como ayer, como siempre."


¡Arriba España!

 
 
 

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