La Posthistoria
- Ángel
- 9 sept 2021
- 4 Min. de lectura
La Historia conocida como la "Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados" da comienzo con la aparición de la escritura, concretamente con la creación de la escritura cuneiforme en Mesopotamia.
La escritura surge por la necesidad de transmitir, y almacenar información de modo que perdure. Esta necesidad aparece una vez que el ser humano crea asentamientos permanentes, y ya no tiene que desplazarse continuamente en busca de su sustento.
La escritura ha permitido el avance de las comunidades humanas, ya que el conocimiento y experiencia sobre el entorno y el propio humano, ya no se limita a las enseñanzas de 2 o 3 generaciones hacia atrás y la capacidad de recordar de las nuevas, sino que se puede almacenar la información durante siglos.

La suma de organización familiar, los asentamientos estables, y la escritura son las bases sobre las que se han construido nuestras sociedades, desde los egipcios, a la España moderna pasando por Roma o los Visigodos.
Pero todo esto, está amenazado con desaparecer. Empezaremos con la cuestión familiar, que es la más evidente.
La crisis en la que está envuelta la familia es tan grave que no sé ni por donde comenzar. Supongo que lo mejor será empezar hablando de aquellos a los que se lo debemos todo: nuestros abuelos. Si en 2004 había 256.000 plazas en residencias para mayores, hoy la cifra alcanza las 384.000, un 50% más. Nuestros mayores son abandonados en residencias lejos de sus seres queridos, en muchas ocasiones sin apenas visitas de estos, y muchos de ellos están en condiciones que no son aceptables. ¿Dónde quedó el respeto a nuestros mayores, a los que más nos pueden enseñar?

Si hablamos de la duración de los matrimonios, y la cantidad de hijos que se tienen es un verdadero drama. Sobre la natalidad ya hablamos en Analizando a los baby boomers, así que nos centraremos en los divorcios. El 57% (CINCUENTA Y SIETE POR CIENTO) de los matrimonios acaban en divorcio. Como es entendible, no parece que aquellos que han fracasado en convivir juntos, sean los más indicados para enseñar a las nuevas generaciones. Obviamente esto no es una crítica a ellos, sino al sistema que ha impulsado este tipo de situaciones. Pero, aunque no sean responsables completamente, no por ello son más adecuados para la tarea.
Finalmente tenemos la cuestión de los homosexuales, la cual dejaremos para otra ocasión, pero comentaremos un par de ideas: si aceptamos que hombres y mujeres son distintos, y que el principal fin del matrimonio es tener hijos y educarlos, no parece que privarles a los niños de una parte de la familia sea lo óptimo, especialmente cuando parece que para muchos homosexuales el hijo es más un complemento que otra cosa (Probablemente no todos, y esto también afecta en menor medida a los heterosexuales), usando lo que haga falta para tener ese accesorio que se desea, como el que coge un préstamo para pagarse el último Iphone.
Visto todo lo anterior: menos matrimonios, muchísimos divorcios, abandono de los mayores, abortos a niveles masivos, hijos como capricho...No parece que la salud de la familia sea la mejor en estos momentos, algo terriblemente preocupante teniendo en cuenta que es el elemento principal de la educación de una persona.

Continuemos con el siguiente asunto del que debemos hablar: la (re)nomadización de la sociedad. La cifra de españoles que han tenido que abandonar la patria por no encontrar trabajo se cuentan por centenares de miles. La cantidad de personas que abandona sus localidades, muchas de ellas de tamaños considerables, para ir a Madrid o Barcelona a por trabajo es obscena. La gente que salta de un trabajo precario a otro, que no tiene vivienda en propiedad, o pareja, no para de aumentar.
Por supuesto que no es nuevo que haya gente que se haya ido fuera del país, que se haya desplazado entre provincias para encontrar trabajo, o que no tuviera el mejor empleo, pero la proporción es simplemente incomparable. Se destruye lo perdurable a un ritmo incesante, imparable, se celebra el ser nómada, y se desprecia el tener un hogar al que volver al terminar la jornada.
Estamos volviendo a ser nómadas, y no para cuidar de nuestra familia, que a este paso ni tendremos, sino para enriquecer a unos pocos que viven en áticos con helicópteros y seguridad privada. Lo mejor es que hay individuos que venden esto como algún tipo de avance, supongo que serán los mismos que hablan pestes de "El Estado", pero luego les parece maravilloso ser esclavos de plutócratas.
Por último, tenemos la cuestión de la escritura, parece poco probable que esta desaparezca como consecuencia de los delirios posmo (aunque a estas alturas deberíamos saber que nada es imposible), pero lo que sí que hay es una reescritura de la historia. ¿Un continente triunfa y hace avanzar al hombre? Se criminaliza. ¿Los países? Son inventos, no existen como tal. Ahora, ¿los transexuales, los homosexuales, los transespecie, las sociedades multiculturales? Existen desde siempre, no seas facha. Lo natural se dice que es artificial, y lo artificial, que es lo natural.

En definitiva, ¿Qué acontecimientos pasados y dignos de memoria estamos transmitiendo al futuro, si son falsos? ¿Quién se los transmite si ya no queda nadie que lo haga?¿A quién hay que transmitírselo, si es todo una misma sociedad global, y solo hay una posible respuesta a nuestros problemas? Si nos hemos desconectado del pasado, ya no tenemos acontecimientos reseñables que contar, y ya no hay diversidad de comunidades, y por tanto de soluciones, ya no estamos en la Historia, sino en algo distinto.
Termino con una cita a Las partículas elementales: "Aceptar la ideología del cambio continuo es aceptar que la vida de un hombre se reduzca estrictamente a su existencia individual, y que las generaciones pasadas y futuras ya no tengan ninguna importancia para él. Así vivimos, y actualmente tener un hijo ya no tiene sentido para un hombre"
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